El trastorno de estrés postraumático es un reto para la medicina moderna, que hace que muchos padezcan síntomas debilitantes. Una nueva investigación sugiere que las bacterias estomacales pueden desempeñar un papel clave.
El TEPT, abreviatura de trastorno de estrés postraumático, es un trastorno que se produce después de haber sufrido una lesión o trauma psicológico grave. Las personas que lo padecen tienen una serie de problemas de salud que van desde trastornos del sueño a ansiedad, pasando por flashbacks, en los que reviven las experiencias traumáticas una y otra vez. Aunque algunas personas encuentran alivio con psicoterapia, antidepresivos u otros medicamentos psicotrópicos, muchas descubren que sus síntomas son resistentes a todas las terapias convencionales. Sin embargo, nuevos estudios que relacionan el TEPT y las bacterias estomacales pueden ofrecer nuevas vías de tratamiento.
Las bacterias intestinales, el ritmo circadiano y la salud de todo el cuerpo
Las bacterias de nuestro tracto gastrointestinal son esenciales para una buena salud. Estas bacterias no sólo nos ayudan a descomponer y absorber determinados nutrientes, sino que también desempeñan un papel importante en la salud mental. Esta conexión se conoce como el eje intestino-cerebro.
Y lo que es aún más interesante, estas bacterias tienen sus propios ritmos circadianos. Estos ritmos están relacionados con la multitud de ritmos de nuestro cuerpo, ya que liberamos hormonas que afectan a la actividad intestinal en diferentes momentos del día. Cuando nuestros ritmos circadianos se desajustan, las bacterias de nuestros estómagos e intestinos también se desajustan. Se cree que esta es una de las razones por las que el insomnio y otros trastornos del ritmo circadiano se han relacionado con la obesidad y los trastornos metabólicos. Nuestra salud afecta a nuestras bacterias intestinales y su salud afecta a nuestro propio bienestar en un bucle sin fin. Este bucle, sugiere un nuevo estudio, puede ser crucial en el tratamiento de ciertas enfermedades psicológicas como el TEPT.
TEPT y bacterias intestinales
Las bacterias intestinales sanas y las que no lo son liberan señales diferentes en momentos distintos. Estas señales bioquímicas afectan a su vez a nuestro cerebro, especialmente a la forma en que procesamos el estrés. Esto se observa en los seres humanos y en casi todos los mamíferos. Los ratones que se estresan con más facilidad y son más propensos a la ansiedad presentan desequilibrios en sus bacterias intestinales. En cambio, los ratones emocionalmente resistentes tienen una microflora equilibrada.
Y lo que es aún más prometedor, los ratones ansiosos mejoraron su estado de ánimo y redujeron sus niveles de ansiedad cuando fueron alimentados con bacterias intestinales aisladas de ratones resilientes. ¿Qué significa esto para los humanos? Para empezar, puede ser posible tratar el TEPT y una serie de trastornos que afectan al estado de ánimo y la ansiedad equilibrando las bacterias intestinales. Además, las personas con TEPT que no responden al tratamiento podrían someterse a pruebas fecales que identifiquen si tienen un desequilibrio de las bacterias estomacales que les está afectando.
El TEPT y la salud pública
Otra forma en que esta nueva investigación puede ayudar a las personas que padecen TEPT es ofreciendo una base fisiológica para sus síntomas. Alrededor del octavo por ciento de la población padece TEPT en algún momento de su vida, por lo que se trata de un problema más común de lo que muchos creen. Como ocurre con todas las enfermedades mentales, las personas suelen ser reacias a admitir que necesitan ayuda con su ansiedad y sus emociones. Esta investigación demuestra que, efectivamente, sus dificultades no están todas en su cabeza, sino que más bien pueden tener que ver con su estómago.
Aunque serán necesarios más estudios para identificar las bacterias que más contribuyen a la resiliencia emocional en humanos, esta investigación ofrece una nueva y prometedora vía para tratar el TEPT. El conocimiento de los vínculos entre el TEPT y otros sistemas podría ser una poderosa herramienta para mejorar la salud pública.