Dormir entre siete y ocho horas de calidad cada noche es esencial por varias razones, además de para que el cuerpo descanse. Las investigaciones demuestran que el sueño refuerza la inmunidad, lo que sugiere que la calidad del sueño nocturno es vital para nuestra capacidad de resistir a las enfermedades infecciosas.
¿Qué ocurre cuando duermes?
Mientras duermes, tu cerebro y tu cuerpo trabajan duro para reiniciar los sistemas biológicos que te ayudan a funcionar durante el día. Mientras descansa, el cerebro procesa toda la información que ha recibido a lo largo del día y la almacena en la memoria a largo plazo y en otras zonas del cerebro.
Además, las toxinas se procesan y se envían a través del sistema gastrointestinal para que puedan ser eliminadas al despertar. Durante la noche también se producen hormonas y proteínas en todo el cuerpo para ayudar a reparar las células dañadas.
Todo esto sugiere que la mente y el cuerpo necesitan dormir por una amplia gama de razones. Dado que nuestro cuerpo está formado por billones de células, no parece descabellado que necesitemos pasar un tercio de nuestro tiempo durmiendo. Este tiempo de inactividad da tiempo al organismo para reparar las células dañadas del cerebro y de todo el cuerpo. El proceso de reparación y rejuvenecimiento celular que tiene lugar cada noche ha llevado a algunos científicos a investigar cómo se relaciona el sueño con el funcionamiento del sistema inmunitario.
Una investigación revela que el sueño refuerza la inmunidad
Un estudio realizado en la Universidad alemana de Tubinga ha descubierto que las horas a las que dormimos son tan importantes como la cantidad de sueño. Los investigadores descubrieron que las personas que dormían durante el día por tener que trabajar por la noche presentaban respuestas inmunitarias más débiles que las que dormían durante las horas normales de la noche. Los que dormían durante el día no sólo presentaban un recuento de células T más bajo y más inflamación que los que dormían por la noche, sino que también producían niveles más bajos de citocinas antiinflamatorias.
Estos resultados no son del todo sorprendentes, porque sabemos que nuestro organismo depende del ritmo circadiano para funcionar correctamente. Este reloj biológico regula diversas funciones en todo el cuerpo y se controla, entre otras cosas, por la presencia o ausencia de luz diurna. En este estudio sobre cómo el sueño refuerza la inmunidad, se descubrió que el sistema inmunitario libera más células T por la noche, cuando estamos dormidos, pero, si ese ciclo de sueño se interrumpe, también se inhibirá la liberación de células protectoras por parte del sistema inmunitario.
Dormir lo suficiente protege contra las amenazas para la salud
Como ya se ha mencionado, el sistema inmunitario libera unas proteínas antiinflamatorias llamadas citoquinas, que ayudan a combatir infecciones o enfermedades. Si no duerme lo suficiente, su cuerpo no puede liberar los niveles adecuados de estas proteínas, dejándole vulnerable a las infecciones, la inflamación y el aumento de los niveles de hormonas del estrés.
Mientras dormimos, las células T se dirigen a los distintos ganglios linfáticos del cuerpo. Una vez que llegan a los ganglios linfáticos, estas células T se reajustan y se programan para atacar zonas específicas en las que se ha detectado infección o inflamación. Cuando se interrumpe el sueño, las células T no son utilizadas adecuadamente por el sistema inmunitario. Esto hace que el sistema inmunitario sea incapaz de reconocer a los invasores extraños con los que se ha topado previamente el organismo, lo que provoca una respuesta debilitada o retardada a la amenaza.
Como sugiere esta investigación, el sistema inmunitario depende de varias formas del estado de sueño para protegerse contra las amenazas para la salud. En concreto, el sistema inmunitario depende del sueño nocturno, en conjunción con el ritmo circadiano, porque durante el día está ocupado protegiendo al organismo de otras formas.
Por esta razón, un ciclo de sueño anormal, o una privación prolongada del sueño, inhibirá el funcionamiento del sistema inmunitario. Por eso, las personas que tienen problemas para dormir son más propensas a resfriarse, contraer la gripe o sufrir problemas de salud crónicos. Un sistema inmunitario inhibido también le hará más propenso a padecer obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas y otras afecciones médicas.
¿Cómo se puede dormir mejor?
Hay muchos factores que pueden afectar a la calidad del sueño. Estos sencillos cambios en la dieta y el estilo de vida pueden hacer que duerma mejor o peor.
Actualice su ropa de cama
Tanto si limita su presupuesto para muebles en otras zonas de su casa como si no, debería mimarse cuando se trata de su dormitorio. Para ello, puede ser necesario invertir en un colchón nuevo si el actual está desgastado y los muelles ya no ofrecen el soporte adecuado. Considera también la posibilidad de comprar almohadas más grandes y sábanas y mantas más suaves.
Refrésquese
Los estudios demuestran que las personas duermen mejor cuando se sienten frescas. Ajusta el aire acondicionado para mantener la habitación a unos 60 grados o enciende un ventilador durante toda la noche. Puedes ajustar el ventilador, o el aire acondicionado, hasta que encuentres los ajustes que mejor se adapten a ti.
Desconectar
Tu ritmo circadiano puede verse afectado por la luz artificial, por lo que tu incapacidad para dormir puede estar relacionada con el uso que haces de tus dispositivos móviles. Los expertos recomiendan apagar los aparatos electrónicos al menos una hora antes de acostarse para que el cerebro pueda adaptarse a la falta de luz nocturna.
Controle su consumo de cafeína
Tanto si eres bebedor de café como si prefieres los refrescos, debes dejar de tomar tu bebida preferida al menos seis horas antes de acostarte. Tu cuerpo tardará ese tiempo en procesar lo que queda de cafeína, por lo que no te mantendrá despierto toda la noche.
Relájate
Por último, elige una actividad que te relaje antes de acostarte. Puede ser algo tan sencillo como meditar con música relajante o leer un buen libro, pero puede ser cualquier cosa que a ti personalmente te relaje. Si todo lo demás falla, date un baño caliente justo antes de meterte en la cama.