Una nueva investigación que examina la relación entre los alimentos ricos en grasas saturadas y las enfermedades cardiovasculares, ha demostrado que la proteína sanguínea apolipoproteína A-IV ralentiza la acumulación de placa en los vasos sanguíneos. Es más, se ha descubierto que la apolipoproteína A-IV posee su propio ritmo circadiano, y es más activa mientras dormimos por la noche.
Cómo el aceite de oliva podría reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares
El plasma sanguíneo contiene tipos de proteínas, denominadas simplemente proteínas sanguíneas o proteínas plasmáticas, que desempeñan diversas funciones en el organismo. Algunas proteínas actúan como transportadores de grasas, hormonas, minerales y vitaminas, mientras que otras desempeñan papeles más complicados, actuando como enzimas, precursores de la cinina o inhibidores de la proteasa. La apolipoproteína A-IV, objeto de estudios recientes sobre la relación entre las grasas insaturadas y la salud cardiovascular, es una de estas proteínas sanguíneas.
Investigaciones anteriores observaron una asociación entre niveles más altos de apolipoproteína A-IV y una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares. Se sabe que los niveles de apolipoproteína A-IV en sangre aumentan después de comer, especialmente tras digerir alimentos como el aceite de oliva, ricos en grasas insaturadas. En sus recientes investigaciones sobre esta proteína sanguínea, investigadores del Hospital St. Michael observaron que la apolipoproteína A-IV contribuye a ser un factor inhibidor clave de la coagulación de la sangre.
La coagulación de la sangre se produce cuando las plaquetas de la sangre se aglutinan, en un proceso denominado agregación plaquetaria, como resultado de una lesión de los vasos sanguíneos o como subproducto de una enfermedad cardiovascular. La agregación plaquetaria puede causar complicaciones como el bloqueo del flujo sanguíneo, una situación que puede conducir a una trombosis potencialmente mortal. Para que se produzca este proceso es necesaria la presencia de un receptor plaquetario concreto, la integrina αIIbβ3. Según los resultados publicados en la revista Nature Communications, la apolipoproteína A-IV impide que este receptor se una a las plaquetas, inhibiendo así la coagulación y el desarrollo de la trombosis.
La agregación plaquetaria, componente clave del ictus y el infarto de miocardio
Cuando es necesaria, la agregación plaquetaria es una función beneficiosa y necesaria, pero una agregación innecesaria puede tener consecuencias potencialmente mortales. «La agregación plaquetaria puede salvar vidas, porque puede detener hemorragias en vasos dañados. Pero normalmente no queremos que las plaquetas bloqueen el flujo sanguíneo en los vasos. Esto es trombosis, y si la oclusión de los vasos se produce en el corazón o el cerebro, puede causar infarto de miocardio, ictus o la muerte», comentó el investigador principal del estudio, el Dr. Heyu Ni, que es Director de la Plataforma de Hematología, Cáncer y Enfermedades Inmunológicas del Centro de Investigación Keenan de Ciencias Biomédicas del Hospital St. Michael.
Según los autores del estudio, los trastornos trombóticos como el ictus y el infarto de miocardio son las principales causas de mortalidad en todo el mundo, y la agregación plaquetaria es un componente esencial para el avance de estas afecciones. Los CDC calculan que, sólo en Estados Unidos, las cardiopatías se cobran la vida de más de 600.000 personas al año. Esto significa que una de cada cuatro muertes en América se debe a complicaciones cardiovasculares, cuya principal causa es la aterosclerosis.
La proteína de la sangre protege la salud del corazón y frena la aterosclerosis
Las plaquetas se unen mediante una serie de conectores. Para que una plaqueta se una a otra, el receptor de la integrina αIIβ3 se une a otra proteína que abunda en la sangre, el fibrinógeno. Las moléculas de fibrinógeno se unen a un segundo receptor de integrina αIIβ3 situado en otra plaqueta. Las moléculas de fibrinógeno continúan este proceso de enlace, uniéndose también a otras proteínas, hasta que en última instancia se produce la peligrosa agregación plaquetaria.
Tanto en modelos de laboratorio como en pruebas con humanos, el equipo observó que la apolipoproteína A-IV se une a los receptores de integrina αIIβ3 y bloquea esencialmente las moléculas de fibrinógeno para que no se unan a las plaquetas, inhibiendo así la agregación plaquetaria dentro de los vasos sanguíneos. La apolipoproteína A-IV no sólo disminuye las obstrucciones de los vasos sanguíneos causadas por la agregación plaquetaria, sino que la proteína parece modificar su propia forma para permitir un mayor flujo sanguíneo y proteger más eficazmente de las obstrucciones.
Según el Dr. Ni, «éste es el primer estudio que relaciona la apoA-IV con las plaquetas y la trombosis. Con este trabajo, también hemos explicado por qué unos niveles más altos de apoA-IV pueden ralentizar la acumulación de placa en los vasos sanguíneos, lo que se conoce como aterosclerosis, porque este proceso también está relacionado con la función plaquetaria.»
En su investigación, el equipo también analizó cómo interactúa la apolipoproteína A-IV con los alimentos. Tras la ingesta de alimentos, las plaquetas sanguíneas se encuentran en un estado de excitación que facilita el proceso de unión. Los investigadores descubrieron que las comidas ricas en grasas insaturadas provocan un aumento casi inmediato de los niveles de apolipoproteína A-IV en la sangre. El resultado de este aumento de los niveles de apolipoproteína A-IV es una disminución significativa de la unión y estimulación de las plaquetas, lo que reduce la inflamación y disminuye significativamente el riesgo de infarto de miocardio o ictus.
La proteína sanguínea apolipoproteína A-IV protege la salud del corazón mientras dormimos
Otro descubrimiento fascinante de los hallazgos del equipo fue la constatación de que la apolipoproteína A-IV posee su propio ritmo circadiano. Los investigadores observaron que la apolipoproteína A-IV es más activa por la noche y menos por la mañana.
«La Madre Naturaleza quiere que durmamos bien. Por eso estamos protegidos por esta proteína mientras dormimos, y tenemos más probabilidades de sufrir un episodio cardiovascular al despertarnos por la mañana», afirma el Dr. Ni.
Sus hallazgos demuestran que las comidas ricas en grasas insaturadas, cuando se combinan con hábitos de sueño complementarios, son una combinación eficaz para reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares como el infarto de miocardio y el ictus.
El equipo seguirá investigando la proteína y en el futuro se centrará en profundizar en el estudio de la apolipoproteína A-IV para entender cómo se pueden utilizar estos mecanismos protectores en posibles terapias contra las enfermedades cardiovasculares y otras afecciones que pueden desarrollarse como resultado de la agregación plaquetaria.