Las conexiones entre la calidad del sueño y la salud – tanto física como mental – están bien establecidas. El conjunto de pruebas que respaldan el papel de la calidad del sueño en la función del sistema inmunitario sigue ampliándose. Un nuevo estudio relaciona la calidad del sueño y los tiempos de recuperación COVID-19 de los pacientes hospitalizados. En resumen, una mejor calidad del sueño se relacionó con un alta hospitalaria más temprana.
Estableciendo la conexión entre la calidad del sueño y la recuperación de la COVID-19
En un estudio reciente, los investigadores del Hospital Estatal Beylikduzu de Estambul (Turquía) que examinaban a pacientes hospitalizados por COVID-19 hallaron una conexión significativa entre la calidad del sueño, el grado de ansiedad o depresión del paciente relacionado con su hospitalización por el virus y los tiempos de recuperación de COVID-19. Los pacientes con puntuaciones más bajas en la calidad del sueño eran más propensos a tener grados más altos de ansiedad o depresión y a pasar más tiempo en el hospital.
En este estudio participaron 189 personas. El grupo incluía 111 hombres y 78 mujeres, todos ellos hospitalizados a causa del COVID-19 en 2020 durante los meses de abril y mayo. La calidad del sueño de los participantes en el estudio se evaluó mediante el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI). Se utilizó la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (HADS) para obtener las puntuaciones de ansiedad y depresión relacionadas con el hospital de cada participante. Se trataba de un factor importante de medir porque, con el diagnóstico de COVID-19 y las precauciones más restrictivas asociadas a la enfermedad, los pacientes hospitalizados tienen el potencial de experimentar un mayor grado de preocupación en relación con su diagnóstico y su estancia en el hospital.
Según los resultados del estudio, los pacientes participantes en el COVID-19 con una mala calidad del sueño tenían más probabilidades de sufrir depresión durante su estancia en el hospital. Además, esa mala calidad del sueño también se asoció a una estancia más prolongada en el hospital. A partir de los datos recogidos en el estudio, los investigadores teorizaron que una mejor calidad del sueño podría ayudar a reducir no sólo la duración de la estancia de los pacientes en el hospital, sino también el tiempo que pasan en las unidades de cuidados intensivos de un hospital.
La calidad del sueño influye en la salud
Durante el sueño ocurren muchas cosas en la mente y el cuerpo que favorecen la salud. Las toxinas acumuladas durante el día se eliminan del cerebro mientras se duerme. La reparación de tejidos, la curación y el crecimiento son algunas de las muchas actividades esenciales que tienen lugar en todo el cuerpo durante el sueño, junto con el reequilibrio del sistema metabólico.
La mala calidad del sueño incluye la falta de sueño, el sueño interrumpido, el tipo de sueño desordenado asociado al trabajo por turnos y los trastornos del sueño más graves, como el insomnio y la narcolepsia. Se ha demostrado que la calidad del sueño afecta a la salud de diversas maneras. El rendimiento cognitivo, incluida la memoria y el aprendizaje, depende directamente de la calidad del sueño. Una mala calidad del sueño aumenta el riesgo de depresión -también asociada a una alteración del funcionamiento del sistema inmunitario- y otros trastornos relacionados con el estado de ánimo.
La calidad del sueño también influye en el ritmo circadiano y en los innumerables relojes corporales que se encuentran por todo el cuerpo, hasta el nivel celular. Estos relojes contribuyen a la salud de muchas maneras, como regulando y programando las reacciones químicas que intervienen en casi todos los procesos del organismo, desde la extracción de nutrientes de los alimentos hasta la utilización de energía para las funciones corporales y la producción de hormonas esenciales, como la melatonina. Conocida por su importancia en el ciclo sueño-vigilia, la melatonina también desempeña un papel vital en el funcionamiento del sistema metabólico.
Debido al papel que desempeña el sueño en el mantenimiento del delicado equilibrio del organismo que favorece la buena salud, un sueño de mala calidad se asocia a un mayor riesgo de padecer muchas enfermedades y afecciones crónicas. Estos riesgos aumentados incluyen un mayor riesgo de algunos tipos de cáncer (en particular los relacionados con las hormonas, como el cáncer de mama), diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y obesidad. El sueño también es importante para la salud y el buen funcionamiento del sistema inmunitario.
Una función inmunitaria óptima está relacionada con la calidad del sueño
La importancia del sueño para el funcionamiento del sistema inmunitario está firmemente respaldada por años de investigación clínica. Un sueño de mala calidad afecta a la mecánica misma del funcionamiento del sistema inmunitario, reduciendo su eficacia y debilitando su capacidad de funcionamiento. Durante el sueño, las células T -células del sistema inmunitario que ayudan a combatir los virus- y sus pegajosas ayudantes, llamadas integrinas, funcionan de forma más eficiente, debido a la disminución de la actividad de las hormonas del estrés que tiene lugar durante ese periodo. Al parecer, las hormonas del estrés hacen que las integrinas sean menos pegajosas, lo que disminuye la capacidad de las células T para dañar y destruir las células víricas. El sueño también favor ece la memoria patógena del sistema inmunitario, o capacidad para reconocer, localizar y atacar a invasores potencialmente peligrosos.
Dormir mejor puede mejorar la salud
En general, el estudio del Hospital Estatal Beylikduzu ayuda a confirmar lo que la ciencia moderna está aprendiendo sobre las conexiones entre la calidad del sueño y la salud. Una mejor calidad del sueño ayuda a fortalecer el sistema inmunitario. Un sistema inmunitario más fuerte es más capaz de luchar contra los agentes patógenos, lo que reduce la gravedad de una enfermedad e incluso puede evitarla por completo.
Mejorar la calidad del sueño puede ayudar a reducir el riesgo de depresión y ansiedad, ambas relacionadas con el funcionamiento del sistema inmunitario. Adoptando una visión más holística del papel del sueño en la salud física y mental, así como de las conexiones entre la salud física y mental, no es sorprendente encontrar vínculos entre la calidad del sueño y la recuperación COVID-19 y la preparación para el alta hospitalaria.