El placer es una de las principales motivaciones del comportamiento humano. La mayoría de la gente se pasa la vida en una búsqueda casi constante del placer, ya sea a través de la comida, de nuevas pertenencias o incluso de las relaciones con los demás. Este comportamiento de búsqueda del placer está grabado en nuestro cerebro hasta las neuronas. Del mismo modo, el sueño y el ritmo circadiano forman parte innata de la biología y la psicología humanas, y son compartidos por personas de todas las culturas. Según una nueva investigación, las neuronas que regulan las acciones del reloj biológico relacionadas con el ritmo circadiano y el sueño también podrían desempeñar un papel en la regulación del placer.
Placer y recompensa: El papel de la dopamina
La dopamina es un neurotransmisor del cerebro humano, lo que significa que es liberada por las neuronas del cerebro como medio de comunicación con otras neuronas. La dopamina es responsable de coordinar el movimiento, almacenar recuerdos y pensar con claridad. Las enfermedades que afectan a la dopamina, como la enfermedad de Parkinson, privan a las personas de su capacidad para moverse y pensar con claridad e incluso de su capacidad para tomar decisiones sencillas. Sin embargo, el papel más importante y conocido de la dopamina reside en el placer y la recompensa humanos.
La dopamina se libera cuando realizamos una actividad que nos produce placer o es gratificante. Esto puede ser disfrutar de la comida, del dinero o incluso del sexo. Si una ocasión le resulta agradable y desea repetirla, es muy probable que este neurotransmisor esté implicado. La dopamina también está implicada en el subidón que producen las drogas, así como en la trampa de la adicción. Nuevas investigaciones sobre el ritmo circadiano sugieren que este neurotransmisor también puede estar relacionado con los ciclos de sueño-vigilia, liberado por las neuronas que controlan nuestros relojes internos.
Las neuronas que regulan la sincronización del reloj biológico
Es bien sabido que el núcleo supraquiasmático (NSC ) del hipotálamo funciona como reloj maestro de nuestro cuerpo, integrando y comunicando mensajes procedentes de distintas partes del organismo. Muchos factores afectan a nuestros ciclos de sueño-vigilia, como los niveles de luz, la hora a la que comemos e incluso la genética. El núcleo supraquiasmático combina estas señales, a veces contradictorias, en un reloj corporal único. Los investigadores llevan más de una década estudiando esta zona del cerebro para comprender mejor cómo se regulan nuestros ciclos de sueño y vigilia.
Aunque el núcleo supraquiasmático es una pequeña zona del cerebro, está formado por más de 20.000 neuronas. Al parecer, estas neuronas se comunican con los circuitos de dopamina del cerebro responsables de procesar las sensaciones de placer y recompensa. En un estudio reciente, los investigadores lograron anular o desactivar los circuitos de dopamina en el cerebro de ratones. Estos ratones fueron sometidos a una alteración de su ritmo circadiano similar al jet lag. Los ratones con los circuitos de dopamina desactivados tardaron mucho más en adaptarse al cambio de ritmo circadiano, lo que sugiere que existe una relación entre nuestros relojes internos y nuestros centros del placer.
¿Un vínculo entre el placer y el reloj biológico?
Éste es sólo el primero de varios estudios sobre la relación entre el ritmo circadiano y los centros del placer. Estudios sucesivos descubrieron que las neuronas de nuestro “reloj maestro” utilizan la dopamina como neurotransmisor. Además, las personas con enfermedades que afectan a la transmisión de la dopamina, como la enfermedad de Parkinson, la esquizofrenia y el trastorno bipolar, suelen experimentar un notable empeoramiento de sus síntomas cuando no duermen lo suficiente. En muchos sentidos, esta investigación no hace más que confirmar y explicar una conexión que la mayoría de la gente puede percibir intuitivamente.
¿Qué significa esto para la salud humana? Estos estudios sugieren que es probable que exista una sutil interacción entre las experiencias placenteras y nuestros ritmos circadianos. Cuando comemos o disfrutamos de otras actividades placenteras, probablemente estamos afectando a nuestros ciclos de sueño-vigilia de formas que aún no comprendemos. Del mismo modo, este vínculo puede explicar por qué las personas sufren tantos problemas de depresión y control emocional cuando están privadas de sueño.
Sueño y placer
El sueño y el placer parecen estar estrechamente relacionados. Sin embargo, esto puede no ser una buena noticia para muchas personas modernas. Vivimos en una época en la que muchas personas tienen dificultades para dormir lo necesario. Millones de personas luchan no sólo contra los trastornos del sueño, sino también contra los horarios de trabajo y otros factores que pueden comprometer su capacidad para mantener un horario de sueño estable. Según nuevos estudios, esto puede estar afectando también a nuestra capacidad de sentir placer. Mantener un ritmo circadiano bien regulado puede ser esencial para nuestra felicidad.
¿Cómo puede asegurarse de que duerme lo que necesita? Aunque no hay ningún método garantizado, los investigadores recomiendan probar las siguientes estrategias:
- Expóngase mucho a la luz brillante durante el día.
- Limite la exposición a la luz, incluida la de los teléfonos inteligentes y los aparatos electrónicos, por la noche.
- Utilizar el dormitorio sólo para dormir y en plan romántico.
- Desarrolle una rutina relajante para acostarse que siga todas las noches.
- Considere la posibilidad de tomar un suplemento de melatonina si le cuesta conciliar el sueño.
Mantener un ciclo de sueño-vigilia bien regulado puede ser un reto en el mundo contemporáneo. Sin embargo, parece ser más necesario de lo que creíamos. El sueño, o la falta del mismo, puede afectar a su salud emocional y física de diversas maneras.