Tratar la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares puede ser todo un reto para los médicos modernos. Por desgracia, hay mucho en juego. En Estados Unidos, 720.000 personas sufren infartos de miocardio cada año, mientras que 60 millones padecen algún tipo de enfermedad cardiovascular. Controlar la tensión arterial es muy importante para mantener un sistema cardiovascular sano y prevenir al mismo tiempo los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares.
Aunque casi todos los años aparecen en el mercado farmacéutico nuevos medicamentos milagrosos contra la hipertensión, muchas personas siguen viviendo con una tensión arterial incontrolablemente alta y el consiguiente alto riesgo de infarto. Sin embargo, nuevos estudios en cronobiología demuestran que la cronoterapia, o programación de terapias y medicación según el ritmo circadiano, puede presentar una nueva y esperanzadora vía de tratamiento.
El reloj interno de la función cardiovascular
Como casi todos los sistemas del cuerpo humano, las funciones cardio vasculares siguen un reloj de 24 horas o ritmo circadiano. Poco antes de que una persona se despierte, su cuerpo empieza a aumentar los niveles de hormonas asociadas a la vigilia, como el cortisol, las catecolaminas y la angiotensina. Éstas aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca, lo que prepara a una persona sana para despertarse y comenzar su actividad diaria. Sin embargo, en una persona con cardiopatía, un aumento brusco de estas hormonas supone un riesgo para la salud. Los infartos de miocardio son más frecuentes por la mañana debido al consiguiente aumento de la tensión arterial y el pulso, y los infartos de miocardio por la mañana tienen más probabilidades de provocar una muerte súbita.
La presión arterial aumenta aún más por la mañana cuando una persona se levanta y empieza a moverse. Esto aumenta la demanda del corazón, que debe empezar a bombear más sangre para mantener el suministro de oxígeno al cuerpo. Las plaquetas también son más propensas a formar coágulos por la mañana, lo que aumenta el riesgo de ictus y otros episodios cardiovasculares.
Tras alcanzar su punto máximo por la mañana, la tensión arterial disminuye a lo largo del día y alcanza su punto más bajo en 24 horas entre la medianoche y las 3 de la madrugada. Los investigadores creen que tanto la tensión arterial como la frecuencia cardiaca se rigen en gran medida por el tono simpático, un sistema biológico que actúa a través de hormonas como la epinefrina y la norepinefrina. El tono simpático es mayor durante el día para mantener el cuerpo y la mente alerta y preparados para la actividad.
Infartos y no infartos
Al estudiar la ritmicidad de los infartos de miocardio y la tensión arterial, los investigadores de la biología circadiana se dieron cuenta rápidamente de que sus pacientes seguían uno de dos patrones diarios. Estos dos grupos de pacientes se denominaron “dippers” y “nondippers”. La presión arterial nocturna de los “dippers” es al menos un 10% inferior a la diurna, mientras que la de los “nondippers” es mucho menor. Esto es importante porque los no hipertensos tienen un mayor riesgo de muerte por accidente cardiovascular, lo que sugiere que un ritmo circadiano normal es importante para la salud cardiaca y la prevención de enfermedades. Los no adictos corren un riesgo especialmente elevado de sufrir un infarto nocturno.
Cronoterapia: Aplicar los nuevos conocimientos
La sincronización de la medicación para la tensión arterial y otros tratamientos de las enfermedades cardiovasculares puede ofrecer esperanzas a las personas con hipertensión difícil de controlar. Varios estudios cronobiológicos recientes sugieren que se pueden maximizar los efectos de los fármacos y minimizar sus efectos secundarios tomándolos a determinadas horas del día. Por ejemplo, los antagonistas de los betaadrenorreceptores, conocidos por muchos como betabloqueantes, reducen significativamente la presión arterial diurna, pero tienen escaso efecto sobre la nocturna. Esto los convierte en una buena opción para los pacientes que son hipertensos, pero los que no lo son pueden necesitar una medicación diferente para la hipertensión nocturna.
Los antagonistas del calcio, otra medicación habitual para la hipertensión, presentan una biodisponibilidad reducida cuando se administran por la noche. A pesar de ello, algunos fármacos de esta clase son útiles para la presión arterial nocturna de los no hipertensos. Dos fármacos incluso devuelven a los no hipertensos al ritmo normal de tensión arterial de un hipertenso, lo que puede reducir las posibilidades de muerte súbita.
Los inhibidores de la ECA se toman una vez al día, pero las personas que no son hipertensas experimentan una reducción drástica de la tensión arterial cuando los toman por la noche en lugar de por la mañana. Tomar este fármaco en el momento adecuado puede evitar muchos de los infartos nocturnos que se observan en los no adictos.
El ritmo circadiano de una persona, ya sea hipertensa o no hipertensa, puede influir enormemente en los tratamientos y los horarios más eficaces. Podrían salvarse muchas vidas con unas simples pruebas para determinar cómo cambia la tensión arterial de un paciente por la noche y aplicar después una cronoterapia acorde con su tipo. Estos nuevos hallazgos ofrecen esperanzas tanto a las personas que luchan por controlar la hipertensión como al equipo médico que intenta ayudarlas.