El trabajo por turnos se ha identificado como factor de riesgo de enfermedades que van del cáncer a la diabetes. Las mujeres pueden estar especialmente expuestas a los efectos negativos sobre la salud.
Dormir lo suficiente es una lucha para muchas personas, pero especialmente para las que trabajan en turnos no tradicionales. Dormir durante las horas de menos luz y estar despierto por la noche puede afectar negativamente al ritmo circadiano y, por tanto, a todos los aspectos de la salud. Un nuevo estudio ha descubierto que las mujeres corren un riesgo especial de sufrir enfermedades cuando trabajan por turnos.
Sexo, género y sueño
Como la mayoría de la gente ha notado, los hombres y las mujeres no son del todo iguales. Se trata de un fenómeno conocido como dimorfismo sexual. Además de las evidentes diferencias físicas, hombres y mujeres corren un mayor riesgo de contraer diversas enfermedades. Por ejemplo, las mujeres tienen más probabilidades de padecer cáncer de mama, mientras que los hombres corren mayor riesgo de sufrir un infarto de miocardio.
Aunque hombres y mujeres pasan por los mismos ciclos generales de sueño cada noche, el sexo afecta al sueño. Los hombres tienen más riesgo de padecer apnea, mientras que las mujeres sufren insomnio en mayor proporción. Los diferentes niveles de hormonas sexuales, como la testosterona y el estrógeno, son probablemente una de las causas de estas disparidades, pero puede que no sean la única razón.
Los efectos negativos del trabajo por turnos
El trabajo por turnos es necesario en muchas industrias, pero tiene graves efectos en el cuerpo humano. Las personas que trabajan en horas impares son más propensas a la fatiga y a la pérdida de memoria u otros síntomas de falta de sueño. Además, corren mayor riesgo de padecer enfermedades graves que van desde la obesidad a las enfermedades cardiovasculares, pasando por la depresión. Esto se debe al efecto del ritmo circadiano en todos los sistemas orgánicos del cuerpo. Las células dependen de hormonas circadianas como la melatonina para saber cuándo deben realizar tareas esenciales como la reparación del ADN y el mantenimiento celular.
Un estudio reciente analizó cómo se presentan estos efectos en los distintos sexos. Voluntarios de ambos sexos fueron sometidos durante cuatro semanas a una jornada de 28 horas en lugar de la habitual de 24 horas. En otras palabras, estos participantes sufrieron un desfase horario prolongado. Se les sometió a pruebas para ver cómo les afectaba este cambio en el ritmo circadiano. Estas pruebas incluían tests de memoria y función cognitiva, electroencefalogramas para monitorizar las ondas cerebrales y autoevaluaciones. Los resultados mostraron una sorprendente diferencia en la forma en que hombres y mujeres reaccionan a una alteración de sus ciclos naturales.
Diferencias de género en la alteración del ritmo circadiano
Tanto hombres como mujeres manifestaron síntomas de alteración circadiana como la fatiga, pero hubo diferencias clave en otros resultados de las pruebas. Las mujeres mostraron una mayor disminución del rendimiento en las pruebas cognitivas y de memoria. La diferencia fue especialmente grande en las primeras horas de la mañana, que es cuando muchos trabajadores del turno de noche terminan su jornada laboral.
¿Por qué ocurre esto? Es probable que influyan las diferencias hormonales. Además, las mujeres suelen tener relojes circadianos “más rápidos” y necesitan dormir más que los hombres. Muchos investigadores creen que esto se debe en parte al mayor nivel de tareas domésticas de las mujeres (¡limpiar y cuidar a los niños puede ser agotador!), pero es probable que también haya otras diferencias. Los mecanismos exactos serán objeto de futuras investigaciones.
En todo el mundo, las mujeres trabajan en turnos impares en diversas profesiones, como la enfermería y la medicina. Aunque estos trabajos son esenciales para nuestra sociedad, pueden tener efectos negativos en los trabajadores, especialmente en las trabajadoras. Identificar por qué las personas se ven tan afectadas por un ritmo circadiano alterado puede permitir una mayor prevención y un mejor tratamiento.