Según un estudio reciente, la falta de sueño puede afectar a la sensibilidad a la insulina. Además, sus niveles de azúcar en sangre también pueden causar estragos en sus ritmos biológicos generales.
Todos los habitantes de la Tierra tenemos un reloj interno que nos indica cuándo debemos dormir y cuándo debemos despertarnos. Conocido como “ritmo circadiano“, es un proceso biológico y autosostenido que toma sus señales del entorno que nos rodea. Este nuevo estudio sugiere que nuestro ritmo circadiano puede influir enormemente en nuestra sensibilidad a la insulina.
Resistencia a la insulina y diabetes de tipo 2
Noviembre es el mes americano de la diabetes, por lo que no es de extrañar que cada vez más investigadores se centren en formas de tratar esta enfermedad tan común. La sensibilidad a la insulina significa simplemente que el cuerpo se vuelve resistente a la insulina, que es necesaria para mantener niveles normales de azúcar en sangre. Cuando nos volvemos demasiado resistentes a la insulina, nuestro cuerpo debe producir más para descomponer y procesar los azúcares. Esto puede acabar provocando diabetes de tipo 2, una enfermedad en la que el proceso de respuesta a la insulina se ve afectado y los niveles de azúcar en sangre aumentan de forma descontrolada.
Dos factores comunes en la sensibilidad a la insulina
Según la Asociación Americana de Diabetes, casi 28 millones de personas padecen diabetes de tipo 2 sólo en Estados Unidos. Sigue siendo la séptima causa de muerte en Estados Unidos, por lo que los investigadores y profesionales médicos trabajan duro para descubrir nuevas formas de tratarla y prevenirla. Desde hace tiempo saben que la falta de sueño y una dieta rica en grasas son dos de las causas más frecuentes de la sensibilidad a la insulina. Este nuevo estudio ofrece algunas pistas sobre cuál de estos factores influye más en dicha sensibilidad.
El estudio
La doctora Josiane Broussard realizó un estudio en el Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles (California) junto con sus colegas para discernir si una dieta rica en grasas o la privación del sueño tenían un mayor efecto sobre la sensibilidad a la insulina. Los sujetos fueron ocho perros machos sanos.
En la primera prueba, privaron a los perros de una noche de sueño, midieron sus niveles de tolerancia a la glucosa y los compararon con perros a los que no se privó de sueño. Los resultados fueron claros: la única noche de privación de sueño redujo la sensibilidad a la insulina en un 33% en comparación con los perros que no se privaron de sueño.
En la segunda prueba, el equipo alimentó a los perros con una dieta rica en grasas diseñada para inducir la obesidad durante seis meses. Una vez más, midieron sus niveles de tolerancia a la glucosa al final de los seis meses y descubrieron que la dieta alta en grasas reducía la sensibilidad a la insulina en un 21%. Curiosamente, privar a los perros de una noche de sueño tras los seis meses de dieta alta en grasas no tuvo ningún efecto sobre la tolerancia general a la glucosa.
Significado del estudio para los humanos
El estudio de Broussard demuestra que una sola noche de privación de sueño puede tener un impacto mayor en la sensibilidad a la insulina que seis meses de dieta rica en grasas. Por razones que aún se desconocen, parece que las personas que consumen dietas ricas en grasas no sufren una mayor resistencia a la insulina debido a la pérdida de sueño. Por ahora, estos resultados son suficientes para que el Dr. Broussard pida que se investigue aún más cómo y por qué la privación de sueño tiene un impacto tan tremendo en la tolerancia a la glucosa. Con esta información en mente, es posible deducir que una alteración del ritmo circadiano puede ser precursora de la diabetes de tipo 2.
Está claro que la cronobiología desempeña un papel muy importante en nuestra salud en general, pero con este reciente estudio que sugiere que la falta de sueño puede causar resistencia a la insulina, incluso después de una sola noche, sólo sirve para demostrar la importancia de dormir lo suficiente y mantener un ritmo circadiano saludable.